Avances en el tratamiento del cáncer

Una visión integral de la enfermedad en España

El cáncer es un conjunto de cientos de patologías distintas. Casi 300.000 personas son diagnosticadas en España cada año, lo que supone un gran impacto personal, social y económico. La prevención, junto con los últimos avances en diagnóstico y tratamiento, están cambiando la manera de abordar este reto sanitario.

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Introducción

En España, se estima que unas 280.100 personas serán diagnosticadas de cáncer en 20221. Cuando se agrupan todos los tipos, esta dolencia es la segunda causa de muerte en la población general, con 112.741 fallecidos en 2020, por detrás de las enfermedades cardiovasculares1,2. Se prevé que, si las cifras de incidencia siguen la misma tendencia en los principales tipos de tumores, el número de casos se doblará en 2070 respecto a 20203.

En cuanto a la percepción social del problema, los españoles consideran el cáncer como la enfermedad más grave y la situación que más temor produce, de acuerdo con la última encuesta del Oncobarómetro4. Se calcula que 1,5 millones de personas lo padecen o han padecido en España, con el consiguiente impacto en su salud física y emocional además de las repercusiones económicas y sociales5. Si se incluyen costes directos (médicos y farmacológicos), indirectos (pérdida de productividad por muerte prematura o bajas por enfermedad) y el coste del cuidado informal por parte de familiares y amigos, la inversión total para la Unión Europea en 2018 fue de 199.000 millones de euros.

En el mismo periodo, el coste para España se estima en 12.164 millones de euros6. Los costes directos son de 5.245 millones de euros, lo que supone un aumento desde 20157. Otro informe que mide categorías similares más amplias cifra el coste nacional en 19.300 millones, de los que el 45 % sería asumido por familiares y pacientes5.

Según los últimos datos disponibles en España (2008-2013), la supervivencia media a los 5 años ronda el 60 %8. Esta cifra es más alta en mujeres puesto que, entre otros factores, algunos de los tumores con mayor incidencia y peor pronóstico (por ejemplo el cáncer de pulmón) son más frecuentes en hombres8. La supervivencia global mejoró respecto al período anterior y es muy alta para algunos tipos de cáncer como los de tiroides o próstata pero continúa baja en los de páncreas, esófago, hígado y pulmón8.

Para abordar el reto, la Comisión Europea ha lanzado el Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer9, vigente hasta 2030 y dotado con 4.000 millones de euros. En paralelo, el programa Horizonte Europa, con una misión dedicada a la enfermedad hasta 2030, organizará la dimensión investigadora10. En España, la Estrategia en Cáncer del Sistema Nacional de Salud, que existe desde 2006, se actualizó en 20212. También el año pasado se lanzó un Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica centrado en la salud de vanguardia 11.

La prevención, una herramienta clave

Se estima que el 44.4 % de los tumores y su coste asociado podrían prevenirse si se limitan los factores de riesgo12. Asimismo, los programas preventivos pueden reducir un tercio la mortalidad13.

Prevención para disminuir la incidencia

El Código Europeo contra el Cáncer14 recoge doce formas de reducir el riesgo. Algunas de ellas son no fumar ningún tipo de tabaco, mantener un peso saludable, combatir el sedentarismo, seguir una dieta rica en frutas y verduras y limitada en carnes rojas, procesados y azúcares refinados, restringir o evitar las bebidas alcohólicas y evitar la exposición excesiva al sol. También recomiendan protegerse de sustancias cancerígenas en el trabajo y tomar medidas para reducir la exposición al gas radón, presente en niveles elevados en el interior de edificios en varias provincias españolas15,16. Respecto a los tumores de origen laboral, se estima que un 2-5 % de las patologías son atribuibles a la presencia de sustancias cancerígenas en el lugar de trabajo17. Entre ellas, destacan el asbesto, prohibido en España desde el 200218, la sílice respirable cristalina y el polvo de maderas duras19.

A nivel global, para ambos sexos el factor más perjudicial es el consumo de tabaco, seguido por el de alcohol y un alto índice de masa corporal12. Si se reduce la exposición a los factores de riesgo, los cánceres de pulmón, cavidad oral y esófago serían potencialmente evitables en un 90%, y el de estómago y melanoma en un 75 %, con otros tumores en porcentajes intermedios23.

Además, dentro de los hábitos protectores que recoge el Código Europeo contra el Cáncer destacan la lactancia materna, limitar la terapia hormonal sustitutiva Administración de fármacos,principalmente estrógenos, para aliviar los síntomas derivados de la menopausia y la vacunación contra virus oncogénicos tales como el virus del papiloma humano (Cuadro 1) o la hepatitis B14,22.

En la misma línea, se están desarrollando vacunas contra otros virus oncogénicos, como el de Epstein-Barr24,25, implicado en la etiología de aproximadamente un 1,5 % de los casos de cáncer, además de otras enfermedades26,27.

Cuadro 1. La vacuna que puede erradicar el cáncer de cérvix

En 2008, Harald zur Hausen recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina por su descubrimiento del virus del papiloma humano. Este virus de transmisión sexual es el causante de todos o casi todos los casos de cáncer de cuello uterino y se vincula con otros tipos, como anal o cabeza y cuello20. La introducción de la vacuna hace más de una década ha reducido las lesiones precancerosas y la incidencia, especialmente en las mujeres vacunadas a los 12-13 años. En los países que se vacunan, el tumor de cuello uterino ha desaparecido en las mujeres nacidas después de 199521. La vacuna también se administrará a varones de 12 años a partir del año que viene.

Detección temprana en poblaciones de riesgo

Las probabilidades de que un tumor se trate con éxito aumentan cuando se hace un diagnóstico precoz28,29, lo que enfatiza la importancia de establecer programas de detección y cribado en población de riesgo.

En España, el Sistema Nacional de Salud (SNS) ofrece los programas de cribado de cáncer de mama y de cuello uterino desde 2006. En este sentido, actualmente, 8 de cada 10 mujeres se han realizado una mamografía o una citología vaginal en el plazo recomendado30.

Respecto al cáncer colorrectal, la prueba de cribado, que realiza el SNS desde 20142, consiste en detectar pequeñas cantidades de sangre en las deposiciones. A los pacientes que dan positivo se les realiza una colonoscopia para identificar el origen del sangrado y confirmar o descartar lesiones precancerosas o cáncer. A pesar de que esta patología tiene mayor incidencia en España que en la media europea2 y es el segundo tipo más letal1, solo 2 de cada 10 personas entre 50 y 70 años se han realizado la prueba de sangre oculta en heces30, con diferencias notables entre comunidades autónomas31.

Por otro lado, el SNS ofrece desde 2014 el servicio de consejo genético para evaluar el riesgo de tumores hereditarios (5-10 % del total) en personas con antecedentes familiares2.

Todos estos programas de cribado pueden mejorarse, según propone un reciente informe de un consorcio de redes académicas europeas (SAPEA, por sus siglas en inglés). Entre sus recomendaciones, está empezar a hacer mamografías a partir de los 45 años y utilizar la Resonancia Magnética Nuclear (RMN) en mujeres con tejido mamario denso, donde la mamografía es menos sensible29. Para prevenir el cáncer de cuello uterino, aconsejan controlar directamente la presencia del virus del papiloma humano, puesto que esta prueba es muy sensible y protege hasta 6 años29. Respecto al cribado de cáncer de colon, es posible optimizar la frecuencia del test dependiendo del sexo, la edad y los resultados de pruebas anteriores29. Y, para el diagnóstico precoz del cáncer de próstata, sería útil implantar la detección de los niveles en sangre de una proteína producida específicamente por la próstata (PSA, por sus siglas en inglés), seguida de otros filtros o pruebas que disminuyan el sobrediagnóstico y el sobretratamiento29.

Además, el citado trabajo de SAPEA recoge dos estudios clínicos a gran escala y aleatorizados, en Bélgica-Holanda y en Estados Unidos, que indican que el cribado de cáncer de pulmón con tomografía computarizada de baja dosis disminuye la mortalidad por esta enfermedad29 (Cuadro 2).

Cuadro 2. El cribado de cáncer de pulmón

El estudio NEderlands Leuvens Screening ONderzoek (NELSON), con potencia estadística suficientes en varones2, detectó un 60 % de los cánceres en estadio inicial, en comparación al 13 % del grupo control, y observó una reducción de la mortalidad por cáncer de pulmón del 24% en hombres y del 59 % en mujeres 8 años tras el comienzo del estudio29,36. Las guías de prevención estadounidenses recomiendan implantar el cribado anual en adultos entre 50 y 80 años que han fumado al menos 20 paquetes-año (unidad que corresponde a haber fumado una cajetilla al día durante 20 años, 2 cajetillas al día durante 10 años, o equivalente), e incluyen fumadores y exfumadores que hayan dejado de fumar hace menos de 15 años37. Se propone utilizar la tomografía computarizada (TC, antes TAC)Técnica que emplea un haz de rayos X que rota alrededor del paciente para obtener secciones que un ordenador recompone para formar una imagen 3D de baja dosis, que irradia menos que la tradicional29. En España no existe un censo tabáquico y hay dificultades para identificar a la población diana de este cribado2. Asimismo, se piensa que puede haber falsos positivos o un seguimiento complicado de los nódulos pulmonares sospechosos. Mientras que el informe de SAPEA recomienda la implantación29, otras agencias de evaluación de tecnologías sanitarias están en desacuerdo y creen que las evidencias son insuficientes2,38. Actualmente el cáncer de pulmón es el tercero más frecuente y destaca por ser el más letal y por la baja supervivencia2. La Propuesta de Recomendación del Consejo de la Comisión Europea ya aconseja realizar este cribado32, que se acaba de aprobar en Reino Unido39. Personal experto consultado recomienda comenzar por un programa piloto en España, como ya se ha hecho en otros países europeos29.

La reciente Propuesta de Recomendación del Consejo de la Comisión Europea aconseja ampliar el cribado a cánceres de próstata, pulmón y gástrico32. Para este último, recomendado en regiones con alta incidencia y mortalidad por cáncer de estómago, el cribado consiste en detectar la bacteria Helicobacter pylori y vigilar las lesiones precancerosas. La infección crónica por este patógeno, considerado un carcinógeno de nivel 1 eliminable con tratamiento antibiótico, puede provocar úlceras y en algunos casos cáncer33. España presenta una incidencia media-baja de cáncer gástrico respecto a otros países europeos34, con tasas más altas en algunas zonas de interior35.

De la misma manera, el desarrollo de nuevos procedimientos y tecnologías para el cribado y diagnóstico temprano de tumores es una prioridad de la Misión Cáncer10. Los nuevos métodos tratan de identificar varios tipos de tumores de manera simultánea. Para ello, examinan marcadores en sangre u otros fluidos donde se encuentran ADN, proteínas o células cancerígenas en circulación40–43. Aunque prometedoras, estas tecnologías aún deben multiplicar por 10 su sensibilidad para poder detectar tumores en estadio inicial29.

Hacia el diagnóstico de precisión

El cáncer puede detectarse con métodos para explorar los órganos o su actividad (métodos de imagen) y caracterizarse de forma más precisa tras analizar las células tumorales. A continuación, recogemos algunos de los métodos de diagnóstico más relevantes en oncología.

Imagen

La tomografía computarizada (TC) o la RMN ofrecen información sobre la anatomía de las lesiones. La diferencia es que la RMN produce imágenes más detalladas y no irradia, al contrario que la TC, que utiliza rayos X44,45. Otra herramienta es la tomografía por emisión de positronesTécnica de imagen médica que proporciona información sobre la actividad metabólica de los tejidos. En la mayoría de los PET se inyecta glucosa marcada con el radioisótopo flúor 18. En los últimos años, la investigación ha permitido desarrollar nuevos radiofármacos específicos para el seguimiento de determinados tumores y otras patologías (PET, por sus siglas en inglés), que provee información metabólica sobre la actividad celular46. Las células tumorales consumen glucosa en abundancia y la técnica aprovecha esta circunstancia para iluminar las lesiones frente a los tejidos sanos46. El escáner PET tiene una alta resolución y permite distinguir lesiones menores de 1 cm, lo que sirve para detectar tumores o diseminación en estadios precoces47. Suele realizarse de manera conjunta con la TC, para combinar información anatómica y metabólica.

En cuanto a la actual situación de este equipamiento en España, el plan de Inversión en Equipos de Alta Tecnología sanitaria (INVEAT), que impulsa el Ministerio de Sanidad mediante el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PERTE), permitirá la renovación de los sistemas de diagnóstico por imagen, pues en su mayoría están obsoletos y han perdido resolución48,49.

Hacia la Oncología de Precisión

El servicio de anatomía patológica estudia y diagnostica las biopsias y citologías. Una tinción del tejido con dos colorantes es la técnica base para el diagnóstico de tumores al microscopio50,51. Es un método muy económico (10 céntimos de euro) e informativo, cuando lo realiza e interpreta un patólogo experimentado. Permite saber si el tejido es un tumor o no, si es maligno, qué tipo de tumor es, o si se ha extendido a otras partes del cuerpo52.

Digitalizar las muestras de anatomía patológica mediante un escáner ayuda a acortar los tiempos de diagnóstico, intercambiar datos, imágenes y opiniones, objetivar los resultados, impulsar colaboraciones y reducir las discordancias53. Junto con la información genómica y de imagen, la digitalización de muestras será la base para una futura aplicación de la inteligencia artificial al diagnóstico bajo supervisión del clínico54–58.

Por otra parte, para precisar el tipo de cáncer e identificar dianas terapéuticasBlanco molecular sobre el que actúa un fármaco o estrategia terapéutica. Por ejemplo, un fármaco puede inhibir una proteína con mutaciones cancerígenas se usan técnicas complementarias como la inmunohistoquímicaTécnica de laboratorio que utiliza anticuerpos para detectar de manera específica determinados elementos en la muestra y la secuenciación másivaTécnica de laboratorio que permite determinar el orden de los componentes (nucleótidos) del ADN, de manera más eficiente y económica que la secuenciación tradicional. En diagnóstico, permite determinar las variaciones en el ADN celular. . Esta última la interpreta personal experto en patología, genética o biología molecular. Es una herramienta clave en la medicina de precisión del cáncer, que busca identificar las alteraciones moleculares para seleccionar tratamientos más precisos y efectivos, con mejor desenlace y menos efectos secundarios. Un estudio molecular amplio permite determinar el tratamiento óptimo para cada paciente, crucial en algunos tipos de cáncer59–62 (ver la sección de “Terapias dirigidas” y “Acceso a la innovación”).

Otra técnica que se ha empezado a utilizar en los últimos años es la biopsia líquida, que permite analizar las alteraciones moleculares de manera no invasiva en fluidos como la sangre63. Se trata de un procedimiento complementario a la biopsia tumoral tradicional especialmente indicado en tumores donde se puede extraer poco material, para seguir la respuesta a tratamientos, comprender cómo la enfermedad se hace resistente a la terapia, o para detectar enfermedad residual y recaídas64,65.

Tratamientos

Los pacientes suelen someterse a una combinación de terapias. Para empezar, si el tumor es operable, se realiza una cirugía para eliminarlo. Además, entre los tratamientos más utilizados y exitosos se encuentran la quimioterapia y la radioterapia66, cuya capacidad citotóxica elimina preferentemente las células tumorales. El problema es que, a pesar de su eficacia, la quimioterapia tiene escasa especificidad67 y ocasiona efectos secundarios importantes (fatiga, náuseas, vómitos, pérdida temporal del cabello, anemia, infecciones, problemas de fertilidad etc.)68. De igual  manera, la radioterapia convencional daña tejidos adyacentes y podría aumentar el riesgo de desarrollar nuevos tumores en la zona irradiada68.

A continuación, se describen los actuales avances en radioterapia, junto con tratamientos más novedosos como la inmunoterapia y las terapias dirigidas.

Radioterapia

Utilizada en el tratamiento del cáncer desde 190369, más del 40 % de los pacientes con neoplasias reciben radioterapia en algún momento de su evolución70–72. Puede prescribirse con finalidad curativa para eliminar el tumor o con fines paliativos, para aliviar los síntomas derivados del crecimiento de los tumores en estadios avanzados de la enfermedad73. En los últimos años, los avances en esta técnica tienen como objetivo mejorar la especificidad y la eficacia del tratamiento, así como reducir la toxicidad. Por un lado, se ha optimizado la planificación. Para ello se utilizan imágenes de TC que son adquiridas en la misma posición en la que se va a realizar luego el tratamiento. Sobre esas imágenes, se define la localización y volumen del tumor, su relación con los órganos vecinos y su movimiento debido a la respiración o a los desplazamientos de los órganos internos. Por otro lado, los progresos tecnológicos en dosimetría permiten una distribución muy precisa de la dosis, lo que aumenta la eficacia y seguridad del tratamiento73. Una de sus variantes es la protonterapia, que utiliza protones como fuente de radiación en lugar de fotones (Cuadro 3).

Cuadro 3. Protonterapia

Los protones permiten concentrar la radiación en el tumor y preservar mejor los tejidos adyacentes, lo que disminuye el riesgo de secuelas, de provocar otros tumores70 y de efectos secundarios graves75. Se está trabajando en obtener evidencia científica mediante  ensayos clínicosEvaluación experimental de un fármaco o procedimiento médico que tiene como objetivo determinar si el tratamiento que se está probando es seguro y más eficaz que los tratamientos disponibles. Tras comprobar en animales que el fármaco es seguro, la medicina se testa en humanos sanos (fase I) y se evalúa su seguridad. En fase II se testa en pacientes y se comprueba su eficacia. La fase III es similar a la anterior, pero incluye un grupo de pacientes más amplio. La fase IV añade información del funcionamiento del fármaco en una población mucho mayor cuando el fármaco ya está comercializado. que estudie si la protonterapia es más efectiva que la radiación convencional en diferentes tumores de adultos76,77. Sin embargo, puesto que hay evidencia de su mayor seguridad, existe un amplio consenso para indicar su uso en algunos cánceres pediátricos, especialmente del sistema nervioso central, y en adultos en tumores de la columna vertebral/médula espinal y en aquellos próximos a la base del cráneo73. Además, al ser menos agresiva, permite irradiar más veces si el tumor se reproduce78. Esta técnica requiere no solo invertir en el equipamiento sino en la construcción de instalaciones específicas76. La Fundación Amancio Ortega ha donado al SNS 10 aceleradores de partículas para protonterapia79, que se sumarán a los dos existentes en centros privados de la Comunidad de Madrid80. También hay otro proyecto de protonterapia en Cantabria81.

Pero la radiación también puede provenir de una fuente interna, como ocurre en la braquiterapia, donde las fuentes radioactivas se posicionan en el tumor o en el tejido donde se encontraba. Es una técnica muy específica porque la radiación decae rápidamente en función de la distancia, lo que preserva los órganos cercanos74. Además, acorta el tiempo de tratamiento. Al contrario que otras formas de radioterapia, suele ser una técnica que se realiza en quirófano y que en ocasiones requiere anestesia74. En el presente, el parque tecnológico español se ha actualizado mediante el plan INVEAT y las donaciones del sector privado. Aun así, se recomienda regular la planificación de la renovación de equipos de radioterapia obsoletos por varios motivos. En primer lugar, a pesar de ser una terapia coste-efectiva, adquirir nuevos equipos requiere una inversión inicial importante. Además, su instalación y la formación del personal implican cerrar el servicio varios meses y reubicar a los pacientes en otras unidades de tratamiento73. También hay que tener en cuenta que, para aumentar la adhesión al tratamiento, los especialistas sugieren disminuir la distancia que tiene que recorrer el paciente para recibir radioterapia convencional73.

Inmunoterapia

El sistema inmunitario elimina elementos extraños al organismo, lo que incluye patógenos y células cancerígenas82,83. Para formar un tumor, las células mutadas tienen que evadir la vigilancia inmunitaria. Por eso, en vez de dirigirse contra el tumor, la inmunoterapia se centra en potenciar distintos componentes del sistema inmunitario para que recuperen su capacidad de reconocer y atacar el cáncer eficazmente84.

A día de hoy, la inmunoterapia ha revolucionado la oncología con tratamientos que prolongan significativamente la supervivencia de pacientes de determinados tipos de cáncer que hasta ahora no tenían una alternativa eficaz83. Sin embargo, un alto porcentaje de personas no responde a la terapia o lo hace solo de forma transitoria. Tanto es así que, actualmente, es difícil predecir para qué pacientes va a ser efectiva85. Aunque menos tóxica que otras terapias convencionales, la inmunoterapia puede generar reacciones autoinmunes de distinta gravedad86,87. Los principales tratamientos de inmunoterapia se describen en el Cuadro 4.

Cuadro 4. Principales tratamientos de inmunoterapia

Inhibidores del punto de control inmunitario (IPCI)

Para evitar atacar al tejido propio sano, el sistema inmunitario ha desarrollado mecanismos para distinguir las células sanas de células cancerígenas y microorganismos patógenos88. Antes de atacar, la célula T comprueba la naturaleza de la célula sospechosa, analizando las proteínas de su superficie. Las células malignas se sirven de este mecanismo de control para hacerse invisibles ante las defensas del cuerpo y producen proteínas que frenan la respuesta inmune89. Aquí es donde entran en juego los IPCI, anticuerpos que ejercen de barrera y bloquean la interacción de las células T con las proteínas de freno fabricadas por la célula cancerosa. Así, permiten que la célula T pueda activarse y eliminar las tumorales. El primer medicamento de este tipo se aprobó en 2011 y, en la actualidad, hay varios aprobados por la Agencia Europea del Medicamento90,91. Se han utilizado en multitud de tipos de cáncer, incluyendo tumores sólidos tanto en estadios avanzados como precoces. Uno de estos fármacos ha conseguido que un 30 % de pacientes con melanoma avanzado sobrevivan más de 5 años89,92.

Terapia celular

Mientras que los IPCI no requieren ser personalizados, la terapia celular utiliza las células de cada paciente y requiere de instalaciones más costosas para manipularlas. En la terapia de células T con receptores de antígeno quiméricos (CAR-T, por sus siglas en inglés), las células T del paciente se extraen y se modifican genéticamente para que expresen una proteína (receptor) que reconocerá específicamente al tumor y permitirá su destrucción93. Esta terapia ha logrado remisiones completas a 10 años en pacientes con tumores en sangre y ha permitido curar leucemias94. Desde 2017, cinco medicamentos CAR-T se han aprobado para tratar leucemias, linfomas y mielomas, aunque por las dificultades que entraña este método, sigue usándose solo como último recurso95. En España, está financiado por el SNS96, no requiere múltiples aplicaciones y tienen buenos porcentajes de respuesta, aunque variables97. Otro tipo de terapia celular, los linfocitos que infiltran el tumor (TILs, por sus siglas en inglés), tiene como objetivo los tumores sólidos. Los linfocitos del sistema inmune que se encuentran en el tumor pueden reconocerlo, pero su capacidad de eliminarlo está inhibida por el propio tumor98. La terapia TIL consiste en aislarlos de la biopsia, seleccionar aquellos linfocitos que reconocen las alteraciones específicas del tumor y expandir esas poblaciones para luego devolverlos al paciente99,100. Aún se encuentra en fase experimental, con resultados prometedores101,102.

Vacunas

Las vacunas en el tratamiento oncológico tienen como objetivo despertar la respuesta inmune contra el cáncer. Aunque se lleva trabajando muchos años en la idea, se ha señalado que su eficacia clínica está muy por debajo de otras inmunoterapias103,104. La nueva generación de vacunas está basada en la inyección de material genético (mRNA) que se traduce en proteínas del tumor una vez inyectado en el paciente105. Varias farmacéuticas están ensayando diversos productos, ya en fases I-III. También se está investigando el uso preventivo de las vacunas. Se están probando en personas sanas con mutaciones hereditarias que aumentan el riesgo de desarrollar la enfermedad103.

Terapias dirigidas

Algunos cambios en la secuencia de determinados genes (mutaciones o reordenamientos genéticos) provocan que las células se conviertan en cancerosas. Las terapias dirigidas aprovechan las diferencias entre las células sanas y las tumorales para actuar selectivamente sobre éstas últimas. Así, permiten disminuir la toxicidad del tratamiento y tratar el cáncer de manera más efectiva61. Para aplicarlas, se requiere un conocimiento exhaustivo de la biología molecular del tumor y un diagnóstico preciso que identifique las mutaciones dominantes106,107 (ver sección “Hacia la anatomía patológica de precisión” y “Acceso a la innovación”).

Hoy en día, el aumento de la eficacia y la seguridad respecto a las terapias convencionales y el mayor conocimiento de las bases moleculares del cáncer han sido claves para la incorporación de estos tratamientos a la práctica clínica106. Sin embargo, la terapia no siempre es efectiva, y en ocasiones solo funciona de forma temporal. Con el tiempo, acaban surgiendo resistencias que requieren otros abordajes o combinación con otras terapias107,108. Así, el ataque de precisión al tumor puede realizarse bien a través de anticuerpos o de fármacos selectivos109.

Los anticuerpos reconocen las células tumorales e inducen su muerte108,110. Aunque ciertos anticuerpos tienen poca actividad antitumoral por sí solos, su especificidad se utiliza para dirigir otros fármacos al tumor108. Pueden ir unidos a medicamentos de quimioterapia, a inhibidores específicos de las células cancerígenas o a radiofármacos (Cuadro 5), todos ellos con capacidad de eliminar células. Los anticuerpos antitumorales se prescriben, sobre todo, en casos de linfoma, cáncer de mama o colorrectal110.

En segundo lugar, los fármacos dirigidos son principalmente inhibidores de los genes mutados que inician y mantienen la progresión del tumor. En los últimos 20 años se han aprobado decenas de moléculas, con notables casos de éxito incluso en proteínas que no se creía posible inhibir106,111. Sin embargo, muchos genes que aparecen mutados en alta frecuencia no son susceptibles de intervención terapéutica efectiva hasta la fecha. Se siguen desarrollando terapias prometedoras basadas en nuevos mecanismos, aún en fase preclínica112.

Cuadro 5: Radioligandos

Las células tumorales tienen algunas moléculas en su superficie que no tienen el resto de las células del cuerpo. Los radioligandos utilizan esta propiedad para suministrar radiación de manera específica a las células cancerígenas. Por un lado, el ligando (por ejemplo, un anticuerpo) es el encargado de localizar el tumor reconociendo moléculas específicas. Por otro, el radioisótopo que va unido al ligando suministrará la radiación que provocará la muerte de las células tumorales113. Es un tratamiento enmarcado en las terapias dirigidas, potencialmente útil en estadios tardíos puesto que puede tratar múltiples localizaciones tumorales de manera simultánea. Actualmente está indicado en tumores neuroendocrinos gastroenteropancreáticos no operables49,114. Además, esta terapia se está ensayando en cáncer de próstata resistente a la castración con metástasis en hueso, donde se ha observado un aumento de la supervivencia y la calidad de vida en pacientes115.

Los radioligandos pueden utilizarse tanto para diagnóstico como para tratamiento (uso teragnóstico). El mismo ligando puede combinarse con radiofármacos para diagnóstico por PET-TC (ver sección de “Imagen”) o con radioisótopos emisores de radiación tumoricida. Esta tecnología permite caracterizar la enfermedad y evaluar la respuesta al tratamiento de forma precisa y personalizada116,117.

La planificación es esencial para cubrir el previsible aumento de la demanda cuando el tratamiento con radioligandos se indique en tumores con mayor incidencia (próstata, mama, pulmón). El personal experto ha consensuado una serie de recomendaciones en cuanto a ampliación de infraestructuras y formación de profesionales necesarias para garantizar el servicio49.

Los objetivos europeos

El Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer9 ha establecido varios objetivos para los países miembros, entre los que destacan:

Centros integrales de cáncer

Para que los pacientes tengan acceso a un diagnóstico y tratamiento de calidad y reducir las desigualdades de acceso entre los Estados miembros, la Comisión Europea planea establecer redes de centros integrales de cáncer (en inglés, Comprehensive Cancer Centres, CCC), para 20259,118. El objetivo es que el 90 % de los pacientes tengan acceso a los CCC para 20309.

Los CCC son entidades de gobernanza autónoma que aúnan en un mismo lugar el cuidado de los enfermos oncológicos (diagnóstico, tratamiento y seguimiento) con la investigación (clínica, traslacional y básica) y la educación de clínicos, investigadores y pacientes119. Pueden ser centros monográficos de cáncer, pero también entidades con gobernanza autónoma dentro de hospitales generales.

Se caracterizan por tratar un gran número y diversidad de pacientes, adoptar nuevas terapias en estadios tempranos, estandarizar tratamientos y circuitos de pacientes, tener mayor acceso a una consulta multidisciplinar, así como acceder fácilmente a ensayos clínicos en el propio centro. Todas estas características se correlacionan con un resultado más favorable para los enfermos120.

Los requisitos que deben cumplir los CCC han sido definidos por los programas de acreditación de la Organización de Institutos de Cáncer Europeos (OECI, por sus siglas en inglés), el Instituto Nacional de Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos y la Deutsche Krebshilfe en Alemania120. En Europa, no existe una acreditación oficial, aunque la Comisión Europea reconoce las acreditaciones OECI. Otras sociedades oncológicas otorgan certificaciones con distinto significado y grado de exigencia121,122.

Diez Estados miembros de la Unión Europea, incluyendo España, no tienen ningún centro reconocido como CCC por las organizaciones citadas119,123, aunque el Hospital Universitario Vall d’Hebron está en proceso de acreditarse por la OECI. Nuestro país sí cuenta ya con un centro acreditado como Centro de Cáncer (CC), el Instituto Valenciano de Oncología. Esta certificación requiere un menor grado de investigación que la de un CCC124.

De todos modos, aun sin la acreditación de las organizaciones mencionadas, en España muchos servicios de oncología integran diagnóstico, tratamiento e investigación. Esto permite tratar grandes volúmenes de pacientes de manera multidisciplinar e integral, lo que mejora la supervivencia125–133.

Para los casos más complejos e infrecuentes, el Ministerio de Sanidad ha designado los Centros, Servicios y Unidades de Referencia (CSUR), con el objetivo de concentrar a los pacientes en equipos multidisciplinares especializados y trabajar en red2.

Por otra parte, la cronificación del cáncer, con los pacientes en tratamiento de manera continua o intermitente, también supone un aumento de los síntomas derivados de las terapias y sus secuelas123. Por ejemplo, el dolor es prevalente entre el 60-70 % de los casos de cáncer avanzado y entre un 46-65 % a lo largo de la patología134. Para mejorar la calidad de vida de las personas, algunas evidencias apuntan a los efectos positivos de integrar los cuidados paliativos desde fases tempranas y no solo al final de la enfermedad123,135,136.

Acceso a la innovación

Caracterizar el tumor a nivel molecular permite diagnosticarlo de manera precisa y, por tanto, encontrar dianas terapéuticas para prescribir tratamientos más eficaces y con menor toxicidad, evitar otros ineficaces y pronosticar supervivencia137. Para ello, se analiza el estado de determinados genes y proteínas en el tumor (biomarcadores), con el fin de descubrir qué mutaciones y características tiene para poder pautar la terapia más adecuada (ver secciones “Hacia la anatomía patológica de precisión” y “Terapias dirigidas”). Así, el diagnóstico molecular es la llave para acceder a tratamientos específicos y mejorar la supervivencia62,138,139.

Por el momento, el catálogo de biomarcadoresUna característica biológica del cuerpo que puede ser medida y cuantificada objetivamente financiados por el SNS que se aprobó en 2014 está centrado en enfermedades genéticas, pero los distintos tipos de tumores no están suficientemente representados140. Además, se dan notables diferencias entre comunidades autónomas e, incluso, entre hospitales, y las compañías farmacéuticas tienen un papel determinante en su financiación141. Los especialistas reclaman una cartera única, actualizada y extensa a escala nacional141.

Otra herramienta para analizar anomalías genéticas consiste en secuenciar el ADN tumoral. Esto permite analizar el estado de muchos genes de forma simultánea. Además, en servicios que concentran suficientes pacientes, permite ahorrar costes, tiempo y tejido, en comparación con el análisis de genes individuales142. Aunque se reconoce la necesidad de implementar la medicina de precisión en España, aún no se ha definido cómo hacerlo en los servicios sanitarios2. El acceso es desigual en los diferentes territorios: en 2019 se consideraba que Andalucía, Castilla y León, Cataluña, Galicia y el País Vasco presentan un mayor desarrollo para la implantación de la medicina de precisión en el ámbito asistencial, incluyendo la oncología143–146. Actualmente los paneles de secuenciación de genes solo se han incorporado a la cartera del Sistema de Salud cántabro y catalán. Estas comunidades han designado centros de referencia para centralizar las pruebas y garantizar su calidad145,147.

Desde una perspectiva nacional, según un informe de la Federación Europea de Industrias Farmacéuticas y Asociados (EFPIA, por sus siglas en inglés), el acceso al análisis de biomarcadores en España está en un nivel intermedio respecto a otros países europeos148.

Para lograr el avance de las nuevas técnicas, se subraya la importancia de incorporar personal experto en biología molecular y bioinformática al trabajo hospitalario y de formar a los estudiantes de medicina en biología molecular e investigación. También, la necesidad de generar infraestructura para almacenar los datos genómicos, extraer la información de manera eficiente y compartirla entre los implicados de manera segura9. La ciencia de datos es uno de los ejes del programa Infraestructura de Medicina de Precisión Asociada a la Ciencia y la Tecnología (IMPaCT)149.

Otro reto se encuentra en el tiempo transcurrido entre la aprobación de los medicamentos oncológicos por parte de la Agencia Europea del Medicamento y la fecha en la que están disponibles para los pacientes. Según datos del informe Espera para Acceder a Terapias Innovadoras para EFPIA con datos de 2017-2020, los pacientes españoles esperan 469 días de media hasta que el medicamento oncológico es reembolsable por el SNS150, 56 días más que en 2016-2019. Según el Ministerio de Sanidad, que divide el proceso por fases con datos de los últimos 5 años, el tiempo medio se estimaría en unos 415,98 días151. Se trata de un proceso complejo que no es igual en todos los países europeos. El país más rápido, Alemania, tarda una media de 100 días mientras que en Rumanía, el más lento, asciende hasta los 964, con España en el puesto 16 de los 35 analizados150. Otros países como Francia tienen mecanismos para acelerar la disponibilidad de medicamentos clave. En Reino Unido, hay un fondo para financiar medicamentos prometedores mientras se reúnen más evidencias científicas152.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que el coste de los medicamentos oncológicos ha aumentado notablemente. Además, las aprobaciones de las agencias internacionales no siempre cumplen los criterios de alto beneficio clínico, es decir, que el tratamiento mejore sustancialmente la supervivencia o la calidad de vida del paciente153,154. Para conseguir un sistema sostenible, se recomienda financiar las terapias coste-efectivas que permiten que el paciente viva más, mejor o ambas155.

En este sentido, España ocupa uno de los primeros puestos en atracción de ensayos clínicos156,157. En su mayoría están patrocinados por las compañías farmacéuticas156, aunque también hay ensayos desarrollados por investigadores o grupos cooperativos. Estos ensayos representan la oportunidad de acceso a tratamientos innovadores antes de que estén aprobados.

El cáncer pediátrico

Proteger mejor a los menores y jóvenes con cáncer es uno de los objetivos del Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer9. En la Unión Europea, 15.500 niños y adolescentes son diagnosticados anualmente con algún tipo de tumor maligno. En España, 1.100 menores de 14 años enferman cada año158. A pesar de tratarse de patologías poco frecuentes, son las que más fallecimientos provocan en niños mayores de 1 año y la primera causa de muerte no traumática en la infancia9,159.

Las causas del cáncer infantil no están claras, salvo para un 5-10 % de casos de origen genético o aquellos provocados por la radiación ionizante159,160. En la mayoría de los casos, se considera un evento esporádico y aleatorio que actualmente no se puede prevenir161. Por tanto, la detección temprana de los primeros signos y síntomas por parte de los pediatras de Atención Primaria juega un papel crucial162.

Los tumores pediátricos, también llamados del desarrollo, son distintos a los de adultos: suelen originarse en tipos celulares diferentes163,164, son más sensibles a quimioterapia y radioterapia, tienen una tasa de mutación 14 veces inferior y las alteraciones de ADN solo coinciden en un 45 % con las de tumores en adultos. El resto son específicas de tumores pediátricos165–167. Estas diferencias subrayan la necesidad de considerar los cánceres pediátricos como una entidad independiente9 y de desarrollar tratamientos específicos o basados en la alteración molecular concreta y no en la edad de los pacientes168.

Aunque no existe un registro único de tumores en adultos, el Registro Español de Tumores Infantiles, RETI-SEHOP158, recopila datos de todas las unidades de Oncología y Hematología pediátricas, actualmente con una cobertura cercana al 100 %158. La supervivencia global a los 5 años de los niños afectados aumentó 23 puntos en España entre 1980 y 2004, y alcanzó el 77 %158,161, cerca de la media europea aunque con un amplio margen de mejora respecto a Europa Central169. En los últimos años, el incremento se ha ralentizado llegando al 82 % en 2022, en la línea de otros países desarrollados158. Mientras, varios tipos de cáncer, sobre todo, los que afectan al sistema nervioso central, tienen tasas de supervivencia modestas en toda Europa169.

En cuanto a sus consecuencias, un 60 % de los supervivientes tendrán al menos una secuela de larga duración derivada del cáncer o su tratamiento, que pueden afectar a su crecimiento, desarrollo y maduración170,171. Además, treinta años tras el diagnóstico, 4 de cada 10 supervivientes sufre secuelas graves, discapacitantes o fatales9,171,172. El modelo de seguimiento a los largos supervivientes de tumores infantiles aún no está definido, aunque ya han surgido iniciativas para recopilar sus datos clínicos manteniendo su privacidad9,171.

Ante este panorama, el objetivo de las unidades de Oncología pediátrica no es solo curar más sino también curar mejor, para aumentar la supervivencia y minimizar secuelas. Múltiples estudios indican que los niños y jóvenes tratados en hospitales con gran volumen de pacientes, más recursos y más especializados tienen mayor supervivencia y menos complicaciones posteriores173–176. Por otra parte, para reunir suficiente experiencia clínica, se considera que las unidades asistenciales pediátricas deben recibir un mínimo de treinta pacientes nuevos al año162, condición que en España cumplen 12 de las 43 existentes161. La creación de unidades específicas para adolescentes y adultos jóvenes, diferenciadas de las pediátricas, sería deseable por razones ambientales, psicológicas y sociales. El bajo número de casos dificulta su implantación161.

Hacia el futuro: investigación de vanguardia

La genómica ha permitido multiplicar las terapias dirigidas106,111,177,178 pero queda mucho por hacer para entender el cáncer a nivel molecular. En muchos casos no se conocen los genes que inician el tumor o cómo cambia la relevancia de la mutación en distintos órganos. Además, algunas mutaciones que se dan en baja frecuencia no se han estudiado en profundidad107. Hasta ahora, el cáncer se ha caracterizado analizando si las mutaciones dominantes están presentes o ausentes. Sin embargo, puede ser necesario considerar un conjunto de mutaciones más amplio para predecir mejor el comportamiento del tumor179,180.

Otro escollo en la investigación es que los tumores son heterogéneos. Las células que los componen no son genética ni molecularmente idénticas y presentan distinta respuesta al tratamiento181. Por ello, se está tratando de entender mejor esta variabilidad para evitar que las resistentes al tratamiento reproduzcan el cáncer.

Mientras se avanza en entender mejor la genética de las células cancerosas, ha habido un cambio de paradigma rico en oportunidades terapéuticas: los investigadores están ampliando el foco y quieren entender el cáncer en su contexto. Esto implica conocer cómo se relaciona el tumor con su entorno, tanto con las células que lo rodean y dan soporte, como con el resto del cuerpo en su conjunto182–185.

Por un lado, las células tumorales son muy plásticas y tienen gran capacidad de cambiar sus propiedades para adaptarse al ambiente celular y evadir los tratamientos65, pero los mecanismos que les confieren plasticidad aún no se conocen en profundidad186. Al mismo tiempo, algunas células vecinas pueden favorecer la progresión del cáncer187. Modular el entorno inmediato de las células cancerígenas puede aumentar la eficacia de tratamientos como la inmunoterapia. En este campo, se quiere entender mejor los factores que favorecen la efectividad del tratamiento188. También se trabaja en ampliar el arsenal terapéutico a otros componentes del sistema inmune, más allá de las células T, y en usar células de donantes compatibles83,97.

Además de la inmunidad sistémica, también se estudia cómo el metabolismo189–192, el estrés193 o el microbiomaBacterias, virus, hongos y otras formas de vida que interaccionan con los órganos del cuerpo en los que habitan. Entre otros temas, se está estudiando la influencia del microbioma en la respuesta a tratamientos o como herramienta para detección temprana de cáncer194,195 impactan en el desarrollo de la enfermedad y en la respuesta a la terapia. En el caso del metabolismo, una de las estrategias es la nutrición de precisión, probada en ratones. Esta consiste en que, tras conocer en detalle la genética del tumor se determinan los nutrientes a eliminar temporalmente para que el tratamiento pautado funcione de manera óptima189,190.

Respecto a los tratamientos, el personal entrevistado también señala la necesidad de avanzar en investigación básica y clínica en radioterapia y en investigar más tumores minoritarios como los pediátricos.

La metástasis es otro tema de investigación clave: aunque es responsable del 90 % de los casos de muerte por cáncer, no se conocen sus procesos biológicos en detalle196. Las células que forman metástasis son capaces de sobrevivir al viaje a otros órganos, permanecer durmientes largos periodos de tiempo evadiendo la vigilancia del sistema inmune, coaccionar a las células vecinas y, finalmente, reproducir el tumor con mecanismos de regeneración de tejidos197.

Descubrir sus propiedades y vulnerabilidades es esencial para desarrollar nuevos tratamientos de prevención y tratamiento197, algunos de los cuales ya se están ensayando198.

España cuenta con una investigación básica puntera. Aun así, el personal experto recomienda aumentar los recursos y ordenar prioridades de investigación, así como reforzar la transferencia de la innovación al paciente para maximizar resultados156.

Key Ideas

Alrededor del 40 % de los tumores se podrían prevenir si se reducen los factores de riesgo.

Los programas de cribado facilitan un diagnóstico temprano en determinadas patologías, relacionado con un mejor pronóstico.

La medicina de precisión del cáncer, basada entre otros elementos en el diagnóstico molecular, permite acceder a tratamientos más precisos y efectivos con mejor desenlace.

El abordaje del cáncer requiere una combinación de terapias. Además de la cirugía y la quimioterapia:

  • Los avances en oncología radioterápica posibilitan tratamientos coste-efectivos más eficaces y seguros.

  • La inmunoterapia ha conseguido aumentar la supervivencia en determinados tipos de cáncer, aunque no siempre es efectiva.

  • Las terapias dirigidas atacan selectivamente los mecanismos que originan y mantienen el tumor.

Los objetivos europeos promueven cambios en el tratamiento integral del cáncer en España. Entre ellos:

  • Concentrar a los pacientes en entidades hospitalarias basadas en un enfoque multidisciplinar que aúnen diagnóstico, tratamiento e investigación.

  • Mejorar el acceso a la medicina de precisión, a nuevos medicamentos y a ensayos clínicos.

  • Mejorar la calidad de vida y el pronóstico de los menores y adultos jóvenes con cáncer.

En investigación, además de seguir estudiando la genómica de las células cancerosas, se trabaja en entender la relación del tumor con su entorno inmediato, así como con el resto del organismo.

Personal experto, científico e investigador consultado*

  • Abad, María1. Investigadora Principal en Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO).
  • Arroyo, Rocío1. Coordinadora del grupo de trabajo de Diagnóstico Avanzado y Medicina Personalizada en la Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO). CEO de Amadix.
  • Barbacid, Mariano1. Profesor de Oncología Molecular AXA-CNIO. Jefe del Grupo de Oncología Experimental, Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
  • Barragán, María Begoña1. Presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC).
  • Borràs, Josep Maria1. Director del Plan Director de Oncología de la Generalitat de Cataluña y Coordinador Científico de la Estrategia en Cáncer del Sistema Nacional de Salud.
  • Castell, Joan1. Expresidente de la Sociedad Española de Medicina Nuclear e Imagen Molecular (SEMNIM). Director de Medicina Nuclear en SIMM-Atrys Barcelona.
  • Cañete, Adela1. Sección Oncohematología pediátrica, Hospital La Fe. Vicepresidenta de la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas (SEHOP).Directora científica del Registro Español de Tumores Infantiles, Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas (RETI-SEHOP).
  • Chiarle, Roberto. Profesor e Investigador Principal en Boston Children’s Hospital y Harvard Medical School. Estados Unidos. Profesor en la Universidad de Torino.Italia.
  • Conde, Antonio J1. Jefe de Servicio de Oncología  Radioterápica Hospital Universitario y Politécnico La Fe.
  • de Álava, Enrique1. Director de la Unidad de Gestión Clínica de Anatomía Patológica en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, Instituto de Biomedicina de Sevilla.Coordinador de la Estrategia de Medicina de Precisión de la Consejería de Salud y Consumo de Andalucía.
  • Díaz-Rubio, Eduardo1. Catedrático Emérito de Oncología Médica, presidente de la Real Academia Nacional de Medicina de España.
  • Fabregat, Isabel1. Investigadora Principal en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL).
  • Felip, Enriqueta1. Jefa de Sección del Hospital Universitario Vall d’Hebron. Presidenta de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
  • Fernández-Teijeiro, Ana1. Presidente de la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas (SEHOP). Jefe de Sección de Onco-Hematología pediátrica. Hospital Universitario Virgen de la Macarena, Sevilla.
  • García-Foncillas, Jesús1. Catedrático de Oncología, Director del Departamento de Oncología en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Universidad Autónoma de Madrid.
  • Gros, Alena. Investigadora Principal en Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO).
  • Gómez Caamaño, Antonio1. Jefe de Servicio Oncología Radioterápica, Hospital Clínico Universitario Santiago de Compostela. Presidente de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR).
  • Massagué, Joan1. Director del Sloan Kettering Institute, Memorial Sloan Kettering Cancer Center. Estados Unidos.
  • Mayán, María D1. Jefa de Grupo en el Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (INIBIC). CHUACSERGAS.
  • Morales, Andrés1. Oncólogo Pediátrico y Director Asistencial del Pediatric Cancer Center Barcelona. Hospital Sant Joan De Deu.
  • Moreno, Gema1. Catedrática del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid. Directora del Laboratorio de Investigación en Cáncer, Fundación MD Anderson.
  • Nadal, Ernest1. Jefe de Sección de tumores torácicos, cerebrales y de cabeza y cuello. Hospital Duran I Reynals. Instituto Catalán de Oncología.
  • Nieto, Patricia1. Responsable de Proyectos de Investigación. Fundación Científica de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).
  • Nik-Zainal, Serena. Profesora de Medicina Genómica y Bioinformática Early Cancer Institute, Universidad de Cambridge. Departamento de Genética Médica, Universidad de Cambridge. Reino Unido.
  • Paz-Ares, Luis1. Jefe de Servicio de Oncología Médica en el Hospital 12 de Octubre. Presidente de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA).
  • Peinado, Héctor1. Investigador Principal en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
  • Piris, Alejandro1. Jefe del Área de Coordinación Científica/Gestión del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO).
  • Puyol, Marta1. Directora Científica de la Fundación Científica de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).
  • Ramón y Cajal, Santiago1. Jefe del Servicio de Anatomía Patológica en el Hospital Universitario Vall d’Hebron. Jefe del grupo de Patología Molecular Traslacional del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR). Presidente electo de la Sociedad Española de Anatomía Patológica.
  • Santamaría, David1. Investigador Principal en el Centro de Investigación del Cáncer (CIC-IBMCC).
  • Stevens, Lisa. Directora, División del Programa de Acción para Terapia en Cáncer, Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA). Austria.
  • Tabernero, Josep1. Jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Vall d’Hebron y Director del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO).
  • Vousden, Karen. Investigadora Principal en el Francis Crick Institute y anterior Chief Scientist en Cancer Research UK. Reino Unido.
  • Weiderpass, Elisabete1. Directora de la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (IARC), Organización Mundial de la Salud (OMS). Francia.

* El personal experto no ha declarado tener conflicto de intereses.
1 Especialistas que también han participado en la revisión total o parcial del informe.

Método de elaboración

Los Informes C son documentos breves sobre los temas seleccionados por la Mesa del Congreso que contextualizan y resumen la evidencia científica disponible para el tema de análisis. Además, recogen las áreas de consenso, disenso, las incógnitas y los debates en curso. Su proceso de elaboración se basa en una exhaustiva revisión bibliográfica que se complementa con entrevistas a personal experto y dos rondas de revisión posterior por su parte.

Para la redacción del presente informe, la Oficina C ha referenciado 198 documentos y consultado a un total de 34 personas expertas en la materia. La mayoría son profesionales de la medicina o la ciencia especializados en diversas disciplinas. Un 19 % cuenta además con formación en ciencias sociales o humanidades. El 85 % trabaja en centros o instituciones españolas, mientras que el 15 % está afiliado en el extranjero.

La Oficina C es la responsable editorial de este informe.

Cómo citar

Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso de los Diputados. Informe C: Avances en el tratamiento del cáncer. 2022. doi:10.57952/anta-er88

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